La simbiosis que durante milenios comparten las plantas con flor y los insectos polinizadores, es una relación tan efectiva que no se ha alterado apenas con el paso del tiempo. El mas claro ejemplo de esta simbiosis, es el que se produce entre las abejas melíferas y las cientos de especies de plantas que polinizan.
La abeja, atraída por el dulce néctar y el proteico polen que utilizan para alimentarse, cae en la “trampa” de la planta. Esta, atrae a la abeja para que inconscientemente, polinice y fecunde las flores femeninas y así producir sus frutos. La abeja liba el néctar y el polen se adhiere a los pelos de su cuerpo y así, lleva a cabo la labor de la polinización.
El polen, es un suplemento energético con un alto contenido en proteínas y carbohidratos, que lo hacen recomendable entre personas que realizan una alta actividad física. Los granos de distintos colores (que provienen de distintos tipos de flores) tienen un sabor dulzón, y ayudan a regular el tránsito intestinal, contienen vitamina C, protegiendo además a nuestro organismo ante bacterias y agentes externos.
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